Inclusión, responsabilidad de todos

Por: María I. Cortés Rosado, MCSW, Trabajadora Social, Centro de Aprendizaje de Transición

y Susana Vallejo Uribazo, Consejera Vocacional, Programa de Vida Independiente

El término diversidad funcional se ha adoptado hace más de una década con el objetivo de visibilizar a toda persona que tenga alguna discapacidad física y/o mental, así como para favorecer a las comunidades vulnerables. Puede definirse como el estado definitivo, circunstancial o transitorio de una persona que hace que determinadas funciones o tareas se lleven a cabo de forma diferente. Su enfoque va dirigido a destacar y reconocer las capacidades de cada persona como ser individual, así como para erradicar términos como lo eran “retraso mental”, “minusválido”, “impedido”, entre otros adjetivos despectivos.  Actualmente, el término ha sido aceptado social y políticamente, con el cual se pretende fortalecer el respeto a la diversidad desde una perspectiva más abarcadora.  Además, en términos de derechos humanos, persigue concientizar sobre la desigualdad de condiciones a las que aún se enfrentan estas comunidades vulnerables. Entre estas comunidades se incluye a la población con discapacidad.

Según la Organización Mundial de la Salud (2023) hay alrededor de 1,300 millones de personas que sufren alguna discapacidad importante.  En Puerto Rico, según datos del Reporte Anual del Estado del 2018, había un total de 687,000 de personas encuestadas que reportaron una o más discapacidades, figurando en un 21.7% de la población.  En el reporte se planteó que un 12.6% informó discapacidad ambulatoria o de movilidad, un 11.4% indicó que tiene discapacidad de vida independiente (esto significa que requieren asistencia para hacer diligencias) y un 12.6% reportó discapacidad cognitiva (dificultad de concentración, memoria o toma de decisiones). También, se identificó que la mayoría de las personas en edad laboral de 21 a 64 años viven en nivel de pobreza, un 48% de la población. Estos datos ponen en perspectiva parte de la población de aquellos con discapacidad que fueron encuestados. Sin embargo, la realidad es que las desventajas a nivel personal, de salud y socioeconómicos de las personas con discapacidad es incalculable.  Por tanto, es necesario plantearse qué medidas, ajustes y aportaciones pueden figurar para mitigar estas desventajas.

Estas desventajas plasman la desigualdad y se pueden accionar a través del discrimen, estigmatización, estructuras inaccesibles, educación y experiencias de empleo limitadas, entre otros. Por eso hacemos un llamado a reconocer cómo hacer valer los derechos, mejorar la calidad de vida y participación en la sociedad de esta población para agilizar el cambio hacia la inclusión.

El término inclusión puede definirse como la acción de integrar a cualquier sujeto o grupo para el acceso y gozo de diversidad de servicios. De manera general se puede catalogar la inclusión como ese alcance que promueve el desarrollo integral de cada ser humano con el objetivo de prevenir la discriminación. Desde el aspecto legal y político es garantizar el tener acceso equitativo, en igualdad de condiciones para que todo ser humano participe de la vida pública.

Al mencionar equidad es imperativo mencionar la importancia de condicionar, atemperar y proveer a la persona lo preciso para que se beneficie de manera justa. Por ejemplo, una persona con discapacidad auditiva que se comunique a través del lenguaje de señas que solicite un servicio tiene derecho a que se le provea un traductor para que pueda beneficiarse de lo que allí ofrecen. En otras palabras, eliminar estas barreras que excluyen, parcializan o segregan es una forma de promover la equidad e inclusión. Para esto debemos reconocer los derechos humanos básicos tales como la libertad, paz, igualdad, dignidad, esperanza, amor, educación, prosperidad, justicia, comida, religión y el derecho a la expresión.

El camino hacia la inclusión depende del acceso a oportunidades y recursos que mejoren la calidad de vida.  Hay que continuar dignificando a la población, visualizándola como ente que se desarrolla en diversos ámbitos desde su núcleo familiar, comunitario, escolar, profesional y social.   Por tanto, es importante fortalecer las conexiones que estos tienen en estos ambientes.  Esto promueve el que se sientan valorados e importantes, incrementando su sentimiento de pertenencia. Lo anterior aporta a que, además, se cumplan esas metas y objetivos del lugar donde estos se desarrollen. También, minimiza el hecho de que estos sean marginados o excluidos debido a las limitaciones que puedan interferir con su funcionamiento físico, mental, social y/o espiritual.

La inclusión es responsabilidad de todos desde los roles que ocupamos. Como primer paso debemos conocer y educarnos sobre las diferentes discapacidades. Si nosotros mismos poseemos un diagnóstico o algún familiar o allegado, debemos reconocernos y reconocer a la persona individualmente destacando sus capacidades, habilidades y fortalezas. Identifica y/o discutan metas personales (todo lo relacionado a social, académico, financiero, entre otros) creando un plan de cómo se llevará a cabo. Además, contacta ese lugar, grupo, persona y/o equipo donde esas capacidades puedan fortalecerse. Por último, capacitarse continuamente es una necesidad crucial para poder ajustarse a las necesidades de la población y saber cómo canalizarlas.

Fomentar la participación activa de esta persona con discapacidad, envolverla en la toma de decisiones, escucharla y brindar redes de apoyo son acciones que aportan a la inclusión. Acompañar para que formalice esa participación sin interrumpir en el proceso y fomentar la autogestión también impulsa a la persona con discapacidad. Es importante destacar que se debe tomar en consideración los deseos de la persona, que sea quien dirija su proceso y provocando su empoderamiento.  Es meritorio crear oportunidades de trabajo accesibles que se atemperen en términos estructurales y de asistencia tecnológica. Esto con el fin de que las personas con discapacidad puedan aportar sus experiencias, conocimientos, preparación y aptitudes en un ambiente de trabajo en igualdad de condiciones. Si perteneces a la fuerza laboral, conoce las políticas y explora la posibilidad de que esta persona pueda competir para un puesto en igualdad de condiciones. Capacita a todo empleado para que pueda ofrecer un servicio de calidad, accesible y acogedor, libre de discrimen y acoso, que fomente la sensibilización y tolerancia.

A nivel de espacios educativos, recreativos, culturales y deportivos, se debe promover la inclusión a través de la participación, la integración y el fortalecimiento de políticas. Crear programas que favorezcan el que estos se envuelvan en los procesos. Esto fomenta la colaboración, el aprendizaje, desarrollo de destrezas personales y sociales, entre otros. Por tanto, amplificar los espacios a través de proyectos que fortalezcan la integración de la población con diversidad funcional es urgente. El fin socioeconómico debe ser promover la inclusión a través de las oportunidades de empleo, mejorar la calidad de vida mediante la salud física y mental. Asimismo, se debe llevar la inclusión a proyectos de vivienda y en la participación de espacios culturales.

A modo de conclusión, debemos reconocer que la lucha de poblaciones vulnerables por la inclusión históricamente ha desembocado en el poder gozar de igualdad de oportunidades y condiciones, así como de hacer valer los derechos humanos. Debemos examinar, como ente humano, social y político que somos, cómo responsabilizarnos, unificando y condicionando concretamente la participación de todos en la diversidad de roles que ocupamos en la sociedad. La inclusión debe trascender los espacios que ocupan las personas con discapacidad. Debe ir más allá de las primeras etapas del desarrollo y que no corresponda a un solo espacio. La participación debe ser ininterrumpida, que impulse en todos los ambientes a la persona con discapacidad. Promoviendo la dignidad de toda persona independientemente de su discapacidad o diversidad funcional. Recordando las palabras tan certeras de Sor Isolina Ferré sobre “Solo cuando se ama intensamente podemos servir con plenitud”.

Referencias

Organización Mundial de la Salud (2023,marzo 7). Discapacidad. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/disability-and-health

Erickson, W. Lee, C., & von Schrader, S. (2020). 2018 Reporte del Estado de la Discapacidad: Puerto Rico. los Estados Unidos. Ithaca, NY: Cornell University: Yang Tan Instituto de Empleo y Discapacidad (YTI).  https://www.disabilitystatistics.org/StatusReports/2018-PDF-Spanish/2018-StatusReport_PR.pdf

PACER’s Inspiring Opportunities Project (2023) Self-Advocacy Terms and Descriptions. https://www.pacer.org/transition/self-advocacy-terms.as

 

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