La Tolerancia a la Violencia

Por: Marialys Muñoz, MCSW

Trabajadora Social Clínica

Programa Respeto y Dignidad

 

En la sociedad puertorriqueña, al igual que en otras partes del mundo, existe un mal que se ha normalizado y ha pasado desapercibido, la tolerancia a la violencia. La violencia se ha convertido en parte esencial de nuestro día a día, ejemplo de esto es la cantidad de noticias sobre actos violentos que escuchamos y leemos diariamente. Por tal razón, es mi deseo concientizar a los lectores sobre el alto grado de tolerancia de la violencia en las relaciones de pareja. Tolerancia que no debe de tener cabida en nuestra sociedad por los efectos adversos que esto implica. En mi experiencia como Trabajadora Social Clínica, algo que escucho continuamente son los: “Sí, pero no”, justificando los actos de violencia dentro de las relaciones de pareja.

La violencia es un fenómeno que puede tomar múltiples modalidades y generar consecuencias difíciles de detectar a simple vista. Aún existe el mito de que sólo la violencia física es la que causa el daño. Sin embargo, la modalidad más peligrosa es la que va dirigida al área mental y emocional del individuo. A pesar de que suele ser sutil, deja cicatrices permanentes más difíciles de sanar que un golpe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2018 reportó que en todo el mundo una de cada tres mujeres (un 30%) ha sufrido violencia física y/o sexual por su pareja. A su vez, reveló que la desigualdad de género y la aceptabilidad normativa de la violencia contra la mujer son las causas más profundas de este problema. Igualmente, porque también suelen ser víctimas. Cabe señalar que los hombres ante esta situación también enfrentan el estigma de la sociedad arraigada al machismo. 

El noviazgo se considera una de las etapas importantes para predecir la violencia a largo plazo en una relación. De esta forma se pueden identificar los factores de riesgo que pueden sobrepasar los límites en las etapas tempranas en la relación de pareja. ¿Cómo podemos identificar este riesgo? Considerando factores como los celos, la desigualdad, el sexismo hacia la mujer o el hombre, la manera de comunicarse, el “mansplaining”, entre otros, puede identificarse violencia en el noviazgo. En mi experiencia he notado en múltiples ocasiones como existe un estado de ambivalencia, donde se ve de manera palpable un conflicto simultáneo de sentimientos. Expresando un rechazo abiertamente hacia la violencia, pero, de igual forma, se manifiestan justificaciones en la cual se acepta y tolera la misma.

¿Ese rechazo puede ser producto de la deseabilidad social? ¿Por qué sucede esto? Primero que todo, es importante definir el concepto de deseabilidad social. A esto se le conoce como la tendencia de responder de cierta manera, para verse a sí mismo como bueno en términos culturales. Por ejemplo, el decir “No”, porque es la respuesta aceptada socialmente. Por tanto, que tan sincera es esta respuesta. ¿Significa que internamente se acepta y tolera la violencia? ¿Hasta qué punto es aceptada? Esta normalización es el resultado de relaciones inequitativas de poder entre parejas que se construyen y naturalizan a través de procesos socioculturales. Quiérase decir, razones como la crianza, el machismo, ambiente, la falta de autoestima, los problemas de salud mental; en fin, múltiples creencias que perpetúan y justifican los actos de violencia.

La subordinación de género todavía existe y más aún, existe una alta tolerancia hacia ella. En la sociedad se condena la violencia física extrema, pero, continúan siendo aceptadas las conductas de subordinación en las relaciones de pareja hasta idealizarlas. Esto surge de nuestras casas, nuestra crianza y ambiente; así como de la falta de inteligencia emocional, la falta de autoestima, inseguridades y muchos otros factores.

Como respuesta ante estas problemáticas surgen espacios de ayuda como lo es el Programa Respeto y Dignidad, que ofrece servicios a personas víctimas de violencia dentro de los enfoques de violencia doméstica, violencia intrafamiliar, maltrato y negligencia a adultos mayores y menores, además de a sobrevivientes de homicidio. A través de nuestros servicios deseamos que cada víctima recobre su dignidad e internalice que es un ser que merece respeto. Reconozco que es un trabajo arduo, pero, es nuestro compromiso por el bienestar de las víctimas y para lograr una mejor sociedad. En otras palabras, nos corresponde aportar para no permitir que continúe la tolerancia a la violencia y mucho menos su normalización.

 

Para más información comuníquese a:

Programa Respeto y Dignidad

(787)842-000 Ext. 1331 / 1332 o (939)-732-2771

respetoydignidad@csifpr.org

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